Vivir en Noruega

Durante mi vida universitaria decidí probar la experiencia de estudiar y vivir en un país extranjero. Había multitud de países y ciudades para elegir, pero finalmente opté por residir en Bergen, Noruega. Hay experiencias en la vida que nos cambian, nos vuelven más fuertes, más abiertos, más solidarios con otras culturas y más críticos con la nuestra. Aquel que haya vivido en el extranjero o tenga amigos de otros países entenderá a lo que me refiero.

La vida en Noruega no es fácil para alguien que viene de un país como España. Los precios son abusivos, la comida no es ni por asomo como la de aquí, no hablemos del clima (Bergen es la ciudad más lluviosa de Europa) y finalmente las fronteras del idioma si no se domina al 100% también pasa a ser un obstáculo que con el tiempo no obstante, se salva.

La gente en Bergen habla un perfecto inglés y a pesar de los prejuicios que se pueda tener sobre la gente del norte, son muy abiertos y dispuestos a echar una mano siempre que sea necesario. Las clases y la dinámica de los cursos era un poco diferente que la de la Universidad de Barcelona. En Bergen eran clases muy prácticas, casi todo eran trabajos y exposiciones. Normalmente las asignaturas se impartían solamente un día por semana pero con dedicación de 3 o 4 horas.

Noruega es un país realmente bello y que hay que visitar con tranquilidad ya que existen multitud de lugares que vale la pena ver. En mi opinión lo mejor es recorrer el país en coche (en temporada de verano) ya que a veces es necesario pararse un rato a contemplar los maravillosos paisajes que esconde. Además económicamente es relativamente barato ya que los precios de alquiler de coches no son demasiado elevados, el carburante tiene un precio parecido a España y dormir en cabañas es realmente barato (10-15 euros por persona en cabañas de 5 plazas).  

Una experiencia así nos cambia a todos, sobre todo si se aprovecha cada aspecto que te presentan al 100% y sacamos partido de todo lo que hacemos. Mi consejo es que si uno está pensando en pasar un tiempo fuera, por los motivos que sean, que no se lo piense, creo que siempre es mejor tirarse a la piscina que pensar en que hubiera pasado si hubiéramos saltado.